Mirador del Río, una ventana a la octava isla.

Lanzarote es mucho más que sol y playa. 

Cualquiera que haya visitado la isla, lo puede corroborar. 

Y uno de los lugares imprescindibles para salir de las rutas establecidas de arena y mar, es sin duda alguna, el Mirador del Río. 

Se trata de una antigua batería militar recuperada y transformada por la particular visión del artista lanzaroteño César Manrique, cuyo objetivo final era elevar la belleza de la naturaleza a través del arte y la cultura. Con la ayuda de su inestimable amigo, Jesús Soto y Eduardo Cáceres, Manrique consiguió un paraje que, a vista de pájaro, aparece inadvertido, y que en su interior deslumbre a todo aquel que lo visita. 

Entra en el Mirador del Río y déjate cautivar por sus inigualables vistas. 

¿Cómo llegar al Mirador del Río?

Llegar hasta este punto de la isla no tiene pérdida. 

Es una sola carretera la que llega hasta aquí, pero te voy a pedir que disfrutes del camino. Atravesarás pueblitos con encanto, zonas de malpaís y pasarás cerca de uno de los mayores conos volcánicos de Lanzarote: el volcán de La Corona. 

Nuestro gran aliado de viaje, el GPS, nos indicará cómo llegar con estas coordenadas. 

¿Qué es el Mirador del Río?

Cuando tomes el desvío que te indica el navegador, el camino te llevará a una escultura en dónde ya verás el sello inigualable de César Manrique: un pez y un ave ya te indican que puedes esperar de este sitio. 

En una primera impresión, parece que lo que estás contemplando desde el aparcamiento no podrá mejorar en el interior, pero no te dejes engañar. Aunque las vistas sean espectaculares fuera del recinto, dentro consiguen que tus sentidos estén a flor de piel. 

La edificación se encuentra recubierta de la misma piedra que rodea toda la zona, consiguiendo así que se mimetice con el entorno. 

Justo lo que Manrique pretendía. 

Además, cubrió los techos con tierra y, con los años, han brotado hierbas y plantas del lugar, consiguiendo una simbiosis perfecta con la naturaleza y la arquitectura. 

A 475 metros sobre el nivel del mar, era un enclave perfecto para la vigilancia militar en las Islas Canarias, ya que gobierna las vistas de todo el archipiélago Chinijo y gran parte del océano. Y por eso se construyó una batería militar que con los años quedó en el olvido. 

Hasta que llegó César, con sus formas orgánicas y ganas de transformación, y lo convirtió en lo que hoy conocemos como una de los miradores más espectaculares que ideó. 

Lo dicho, no te quedes en la puerta y adéntrate en el Mirador del Río, un portal que te llevará a una nueva dimensión. 

¿Qué ver y hacer en el Mirador del Río?

Admirar el paisaje. 

Es lo primero que harás una vez atravieses la puerta de entrada. Porque al llegar al gran salón de la cafetería, unos grandes ventanales te dan la bienvenida mostrándote una estampa inmejorable del archipiélago Chinijo. 

Con unos cristales cóncavos y ligeramente inclinados hacia delante, asomarse para contemplar las vistas desde ahí es como mirar, a través de un agujero de gusano, otra galaxia: tan lejos y a la vez tan cercana que da la impresión de poder tocar cada uno de los islotes que tienes en frente.

En días claros, tendrás a tiro de piedra La Graciosa, Alegranza, el Roque del Oeste, Montaña Clara y Roque del Este. Y si miras hacia abajo, contemplarás el brazo de mar que separa Lanzarote de La Graciosa y que da nombre al mirador. 

Una caída perpendicular deja claro por qué se llama Risco de Famara, por lo que si tienes algo de miedo a las alturas, mejor no agaches la mirada hacia el fondo del precipicio. 

Una vez te has deleitado con la maravillosa panorámica que ofrecen los ventanales, disponte a investigar el interior del recinto. 

Descubrirás esculturas de artistas autóctonos, y te sorprenderás con la naturalidad que Manrique consiguió fusionar formas arquitectónicas, de tal manera, que aparecen naturalmente de la nada. Como por ejemplo la escalera de caracol que se alza majestuosa en el interior. Si no fuera por los escalones de madera, parecería que se abre paso a medida que adelantas un pie para subirla. 

En la zona superior, siguiendo el camino que guía la escalera helicoidal, encontrarás una coqueta tienda de souvenirs y recuerdos con artesanías de la isla. Y un poco más arriba, podrás salir hacia el tejado a través de una magnífica claraboya. 

El exterior del mirador lo bordea una terraza que da la sensación de cubierta de barco, desde donde podrás otear el horizonte mientras la brisa marina te toca el rostro. 

Pero aviso a navegantes: si sufres de mal de altura, mejor contempla las vistas desde la seguridad del ventanal, que tampoco hay necesidad de pasar un mal rato. 

Además, si te apetece quedarte a ver como se mueven las nubes mientras saboreas tu bebida favorita, tienes una cafetería en el interior con el que darte ese capricho. 

HORARIOS

El Mirador del Río está abierto todos los días de 10:00 a 16:40 h, al igual que la cafetería y la tienda que hay en su interior. 

Si vas por libre, te recomendamos que lo visites por la tarde para evitar la afluencia de las excursiones matutinas. 

ENTRADAS

Puedes adquirir tus entradas en la taquilla del Mirador del Río o en esta página web oficial.

Adulto: 5 €

Niño 7- 12 años: 2,5 €

Niño 0-6 años: gratis

Este artículo ha sido escrito con todo el amor que sentimos por Lanzarote. Esperamos que disfrutes tu visita al Mirador del Río tanto como hemos disfrutado escribiendo esta sección. 

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