Las Salinas del Carmen en Fuerteventura son un ejemplo perfecto de un negocio que hasta hace solo unas décadas daba trabajo a muchos de los habitantes de las islas Canarias. Vamos a mostrarte su importancia, en qué consisten y también te ofreceremos algunas alternativas en la zona.
Estas salinas forman parte de la historia de la región y en la actualidad continúan en funcionamiento. Junto a ellas te encontrarás el Museo de la Sal de Fuerteventura, un espacio único que se encuentra en el mismo recinto. Además, todavía se conservan los restos del embarcadero en el que se cargaban los barcos llenos de sal.
La experiencia en este lugar te resultará inolvidable. Y puedes completarla siendo salinero por un día. Tendrás la oportunidad de descubrir este increíble oficio y aprenderás a valorar la importancia de lograr una sal de gran pureza.
Los primeros trabajos para comenzar a construir las salinas se iniciaron en el año 1786. Dieciséis años antes, el señor territorial de la isla había dado permiso para esta obra, pero debido a un complicado juicio con el propietario anterior de las tierras se retrasaron durante mucho tiempo.
La producción de sal comenzó en el 1807, hace ya más de dos siglos.
La extracción de sal nunca consiguió los objetivos que se habían fijado y, en sus primeros ejercicios, se situaba alrededor de las 2000 fanegas al año. Sin embargo, a principios del siglo XX sufrió un importante impulso con la compra de la totalidad de la empresa por parte de Manuel Velázquez.
Por desgracia, su muerte una década más tarde volvió a suponer un revés para esta importante industria de la isla. En 1995 el Cabildo Insular se hizo cargo de la rehabilitación integral del sitio, que se había deteriorado mucho con el paso de los años, y hoy en día es uno de los lugares más icónicos.
Pasear por la playa de las Salinas de Fuerteventura y el Museo de la Sal es algo incomparable, pero hay muchos otros puntos que tienes que conocer.
A menos de 15 km está el municipio de Antigua, uno de los más bonitos de las inmediaciones. Allí podrás visitar el Museo del Queso Majorero, típico de esta zona y elaborado a partir de leche de cabra.
También a la misma distancia, aproximadamente, está Puerto del Rosario, la capital de la isla. En ella te encontrarás una gran variedad de tiendas, restaurantes y centros comerciales. Además, cuenta con varias playas que te ofrecerán un merecido descanso tras un largo día de caminata.
A 18 km de las salinas se encuentra Tuineje. Este pequeño pueblo tiene una piscina municipal, ideal para refrescarte, y también una interesante iglesia. Se encuentra en medio de la zona más desértica de Fuerteventura y un pequeño paseo por sus alrededores te permitirá descubrir la majestuosidad del lugar.
El museo de la sal es solo uno de los muchos sitios que no te puedes perder en tu visita a este lugar. Entrar en las salinas te transportará al pasado. Y es que algunos de los edificios icónicos de este sitio se conservan en perfectas condiciones y no se han visto alterados con el paso del tiempo.
Uno de los mejores ejemplos es la casa del salinero. Aquí vivió durante años Manuel Velázquez, el que fuese propietario del negocio y quien más luchó por su supervivencia. Podrás visitar su despacho, un lugar en el que pasaba horas cada día buscando nuevas ideas para reflotar la empresa y obtener beneficios con la venta de la sal.
Cerca de la entrada te encontrarás el aljibe, un depósito de agua dulce de gran belleza, y junto a él podrás ver el antiguo horno de cal. En la zona cercana a la costa tendrás la oportunidad de contemplar un esqueleto completo de rorcual común, la segunda ballena más grande del mundo, y a pocos pasos de allí está el almacén de sal.
La magia de la evaporación sucede en los cocederos, situados cerca de los tajos, de donde finalmente se extrae la sal. Su gran belleza llamará poderosamente tu atención, ya que están construidos de forma artesanal y con mucho esmero.
Son industrias en las que se extrae la sal procedente del agua del mar. Los cristales de sal se componen de cloro y sodio y han sido muy importantes a lo largo de la historia.
La extracción de la sal de forma artesanal en las islas respeta las técnicas que ya se utilizaban hace generaciones. El calor del sol es el elemento fundamental para conseguirla. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre en otros lugares, las Salinas del Carmen en Fuerteventura aprovechan la fuerza del viento para conseguir que la espuma de las olas penetre en el interior gracias a lo que se conoce como saltadero.
De esa forma, la espuma del mar se va acumulando hasta evaporarse por completo, dejando tras de sí una de las sales más puras del planeta. Esta diferencia es la que ha mantenido a las salinas de las islas Canarias como un referente durante siglos, y a día de hoy lo siguen siendo.
En la actualidad, el archipiélago cuenta con un total de nueve en activo. Esta cifra ha ido bajando con el paso de los años, puesto que en el momento de mayor apogeo se alcanzó la cifra de hasta 60 salinas.
Como has podido comprobar, las Salinas del Carmen en Fuerteventura no son solo un recurso turístico, sino también una industria que proporciona una sal de alta calidad. Además, la isla te ofrece una gran variedad de puntos de interés que no debes perderte.
También te recomendamos que visites Lanzarote. Está muy cerquita.